lunes, 7 de julio de 2014

NO QUIERO UN MUNDIAL EN ESPAÑA

No, no quiero que España sea sede de un Mundial de fútbol. Y no nos vayamos al rollo del impulso económico para nuestro país. Centrémonos en lo estrictamente deportivo. ¿Ha habido alguna selección anfitriona que se haya proclamado campeona del mundo y merezca ser recordada?
 
Un repaso a la historia de los mundiales dará como respuesta un rotundo no. Sin contar Brasil 2014, se han disputado 19 campeonatos del mundo, y seis de ellos tuvieron como campeones a los equipos organizadores: Uruguay (1930), Italia (1934), Inglaterra (1966), Alemania Federal (1974), Argentina (1978) y Francia (1998).

No hablaré de Uruguay 1930. Queda demasiado lejos y se ausentaron del mismo varias selecciones europeas nada dispuestas a una agotadora travesía por el Atlántico para jugarlo. Pero sí recordaré el campeonato celebrado cuatro años después en territorio azzurro. La lejanía en el tiempo no ha evitado que el éxito de la local Italia quedara manchado para siempre por los favores arbitrales recibidos.

La dictadura de Benito Mussolini influyó de manera decisiva en el desenlace del torneo. En aquel Mundial en el que los jugadores de la Nazionale hacían el saludo fascista, los árbitros perjudicaron descaradamente a los rivales de la anfitriona. España fue una de las víctimas, en una eliminatoria de cuartos de final marcada por las artimañas y la dureza de los jugadores locales.

Hubo que esperar hasta 1966 para ver otra campeona como organizadora, la Inglaterra de Bobby Charlton, Geoffrey Hurst y Bobby Moore. Sin embargo, no fue una vencedora brillante, y la historia nunca podrá ocultar ese balón que jamás rebasó la línea de meta pero fue concedido como gol. Los ingleses derrotaron así en la final a los alemanes, en un torneo con varias polémicas arbitrales que siempre beneficiaban a los pross.



En 1974, la Alemania Occidental de Franz Beckenbauer, Gerd Müller y compañía se coronaba campeona en casa, pero lo que siempre perdurará en la memoria de quienes presenciaron aquel Mundial es el fútbol total de la Naranja Mecánica, el equipo de leyenda que lideraba Johan Cruyff. Aquella selección de la mal llamada Holanda -el nombre del Estado es Países Bajos- es junto a la Hungría de 1954 la derrotada más bella en la historia de la Copa del Mundo.




Cuatro años más tarde, la dictadura que gobernaba Argentina aprovechaba la organización del Mundial para maquillar su imagen de cara al exterior. Y qué mejor manera de hacerlo que utilizando un éxito deportivo con fines políticos. La sombra del amaño planeará siempre sobre el sospechoso 6-0 que los argentinos endosaron a Perú y permitió a los locales alcanzar la final en detrimento de Brasil, que antes de ese partido partía con ventaja de goles. En el último choque, frente a una Naranja Mecánica sin Cruyff, el dictador Jorge Rafael Videla entregaba la Copa del Mundo a Daniel Passarella, capitán argentino, mientras desde la cercana Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) los presos políticos escuchaban el griterío de la afición local.



Francia, en 1998, fue la última organizadora en ganar su Mundial. No puede hablarse de una victoria polémica pero sí de falta de brillantez, pues su fútbol no fue tan admirable como en éxitos posteriores -la Eurocopa 2000 sin ir más lejos-. Los galos necesitaron una prórroga y un gol de oro para derrotar en octavos  a la rocosa Paraguay, y en cuartos se deshicieron de Italia en la tanda de penaltis. En ambos partidos, el tiempo reglamentario finalizó con empate a cero. Una vez más, el equipo que desplegó el mejor juego fue el de los Países Bajos, eliminado en semifinales por el Brasil de Ronaldo.

Ahora, en Brasil 2014, los locales reciben una mano de los árbitros cada vez que la necesitan. Es muy probable que finalicen vencedores, pero difícilmente dejarán una buena imagen en lo poco que resta de campeonato. Por esto, y por todo lo dicho hasta ahora, no quiero que España organice un Mundial. Ya lo hizo en 1982 y la selección cosechó un monumental fracaso. Y no fue  precisamente porque los colegiados la perjudicaran con sus decisiones...
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario