jueves, 17 de julio de 2014

ALEMANIA, EL SABER GANAR Y LAS BESTIAS NEGRAS

No es sencillo escribir sobre la final del Mundial 2014 cuando por haber estado en carretera sólo llegué a ver los 20 últimos minutos de la segunda parte y toda la prórroga. Por lo que pude escuchar en la radio de mi coche y después leer en la prensa, Argentina puso en serios aprietos a Alemania durante algunas fases del partido aunque los europeos dominaron en general. El tiempo añadido tuvo color teutón, y el premio llegó con el golazo de Götze.

Los germanos ya pueden presumir de cuatro estrellas en su camiseta, pero no deberían olvidar que sus contrincantes dispusieron de ocasiones claras para aguarles la fiesta. La que desperdició Higuaín en el primer tiempo pudo haber cambiado el signo del duelo, y la que falló Palacio en el tiempo extra también debió de dejar a sus rivales sin que les llegase la camisa al cuerpo durante esos instantes.


Por trayectoria y juego, Alemania mereció ganar el campeonato. Argentina, en cambio, sólo dio una buena imagen en la final. Así, el mejor equipo del torneo ganó el último partido, algo que no siempre ha ocurrido. El hecho de ser la primera selección del Viejo Continente que se proclama vencedora al otro lado del Atlántico le da aún más mérito a los de Joachim Löw.

Los teutones son los ganadores, pero no están sabiendo ganar. Es inadmisible que un futbolista como Thomas Müller, quien más pronto que tarde será el máximo goleador de la historia de los mundiales, calificara de "scheisse" -mierda en alemán- la Bota de Oro conseguida por el colombiano James Rodríguez, la que él mismo tuvo ocasión de lograr de haber visto puerta en la final. Tampoco ayudan a hacer simpáticos a los nuevos reyes del fútbol internacional sus burlas a la selección argentina durante las celebraciones en Berlín.



Está claro que la euforia borró de la memoria de los campeones los errores defensivos que tan caros pudieron haberles costado. Y seguramente también haya eliminado de sus recuerdos a las selecciones de España e Italia, dos rivales a los que deberían tener muy presentes. 


La Roja es su bestia negra de los tiempos recientes. La final de la Eurocopa 2008 y la semifinal del Mundial 2010 fueron dos auténticos monólogos por parte española que los germanos no supieron responder. Y lo de la Azzurra ya adquiere dimensiones de pesadilla sin fin para Alemania, que no ha sido capaz de derrotarla ni en sus cinco enfrentamientos en los mundiales ni en los tres de la Eurocopa.

Roger Federer es considerado el mejor tenista de todos los tiempos. Su palmarés, con 17 títulos de Grand Slam, es incontestable. El suizo es el más grande, pero con un pero: ¿habría ganado su único Roland Garros de haberse enfrentado a Rafa Nadal en la final en lugar de a Robin Soderling? La duda es razonable y el propio Federer lo sabe.

Una duda similar recae ahora sobre la Mannschaft 

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